MÉRIDA, Yucatán, lunes 04/11/19.- Después de un año de excesivo despilfarro de decenas de millones de pesos de Michelle Fridman, son muchos los que sueñan, desean, quieren, anhelan  rezan, esperan el milagro de que la corran del cargo de secretaria estatal de Turismo.

Muestras de falta de resultados, de despilfarro por medio de eventos sacados de la manga o de renombre internacional, pero que dejan pocos, muy pocos resultados en el crecimiento turístico, hay de sobra en estos doce meses.

Sin embargo, la venida del altiplano ahí sigue firme en el puesto, jactándose, riéndose y burlándose de los “yucas”, porque quieran o no quieran, les guste o no les guste, el mero mero cree en ella.

En los más recónditos anhelos y también a flor en pecho, en este mes de los muertos muchos esperan que, en aras de la transparencia, del recto uso del dinero del pueblo y para obtener mejore resultados turísticos, que las ánimas se la lleven.

Y si las ánimas no se la llevan de vuelta al altiplano, pues esperemos que Santa Claus nos dé ese regalo y la regrese a chilangolandia; y ya de plano, si tampoco Santa puede, que los Reyes Magos nos cumplan este ferviente deseo.

Aunque, mal pensado como me enseñó a ser mi abuela, por aquello de que piensa mal y acertarás, creo que la chilanga tiene razón: Nos guste o no nos guste, y aunque nos duela, está bien parada con el Tatich de Yucatán, y aunque saltemos, brinquemos y gritemos, el suelo está parejo, es decir Michelle seguirá ahí. Ojalá y me equivoque……